Cada vez que veo alguna entrada relativa a bolsos, bolsitos, bolsazos, mochilas, estuches… me invade la melancolía -y hasta la envidia malsana-.
¡Cómo me gustan!. Esa capacidad para transformar un tejido bidimensional en tridimensional es algo que me puede. Ya se que eso mismo es lo que hacemos con un vestido, pero se ve que a eso estoy más acostumbrada desde siempre.
Sin embargo un buen bolso, con sus bolsillos interiores para el móvil, para las llaves, con sus cremalleras, sus extremos exteriores bien rematados, sus asas… siempre me parecía obra de auténticos artistas y, desde luego, lejos de mis manos.
Quise empezar por algo sencillito para mis nietas. Nora me envió algunos tutoriales muy interesantes y elegí uno muy vistoso y aparentemente sencillo de Zaaberry. En una tarde de sábado me hice uno para cada una.
Pero después de hechos me di cuenta de que el bolso no tenía cierre de ningún tipo, o sea, que las pinturas,lápices o secretillos que guardaran en ellos corrían el riesgo de caerse con suma facilidad. Así que decidí incorporarles un velcro de ciere, un bolsillo interior que también cierre con velcro, un bolsillo exterior, incluso un pequeña bolsita aparte que cierra entera y podrán guardar dentro del bolso. En fin, quedaron un poco más completos y entonces me animé yo sola al Viator.
Queda para la próxima. Por el momento os enseño la tela...
Queda para la próxima. Por el momento os enseño la tela...
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