Esta frase casi siempre va acompañada del gesto que simula cerrar una cremallera sobre la boca. Y su significado es absolutamente evidente: “Tú, cremallera”, o sea punto en boca. Se trata de no referir ni una sola palabra de lo que nos acaban de confiar.
El antídoto a este dicho es un refrán estupendo que decía mucho mi abuela: “Me guardarás un secreto amigo?, mejor me lo guardarás si no te lo digo”.
A veces podemos también emplearlo diciendo: “yo, cremallera”, y lo que subyace en el fondo de la frase es que “yo-se-muchas-cosas-pero-no-te-las-debo-decir-aunque-de-buena-gana-te-las-diría”. Esta situación nos encanta, nos confiere un cierto halo de poder, se sobreentienden cosas que no se dicen, se excita la curiosidad del oyente… y al final, si nos insisten un poco acabamos sucumbiendo y soltándolo todo, ¿…o no?. Eso sí, a continuación, para lavar nuestra culpa, añadimos: "Pero tú, por favor,...¡cremallera!".
Os dejo con este curioso "gift" de la cremallera, ese artilugio fantástico, que solo valoramos en su justa medida cuando se nos rompe en lugar inapropiado.
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