Imagen: Hormiga Verde
Atar cabos, o sea unir todos aquellos elementos que estaban sueltos sin coherencia aparente entre sí. De pronto, en un momento determinado, surge un nuevo dato, se cae en la cuenta de algo… y, entonces ves claramente la conexión entre los distintos hechos, se relacionan todas y cada una de las partes y todo cobra sentido. Las piezas del puzzle parecen encajar en su lugar correcto. En ese preciso instante decimos que tenemos todos los cabos atados.
Atar los cabos supone efectuar una tarea de síntesis, de unión…, algo que solemos hacer bastante bien las mamás cuando tenemos niños pequeños: ellos, en su ingenuidad, parece que sólo nos dan datos aislados; no saben que una madre es una experta husmeadora de “pistas”, y que une todas ellas –todos los cabos- con un hilo invisible hasta conseguir esa contundente Conclusión Final.
Y lo grande de esto, es que, generalmente, se acierta. Y no digamos si, además de mamá, eres abuela..., entonces es que, vamos, te las sabes todas.
Y lo grande de esto, es que, generalmente, se acierta. Y no digamos si, además de mamá, eres abuela..., entonces es que, vamos, te las sabes todas.
Entonces ellos, atónitos, abren sus descomunales ojos y nos preguntan: “…pero ¿quién te lo ha dicho…?" Ayyy!!!, pobres incautos, no se imaginan que ésa y otras muchíiiiisimas cosas las aprendimos el mismísimo día en que nos graduamos como madres, que diría la Mafalda del gran Quino...
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