20 jun 2015

La "avarca" menorquina

Fachada de una tienda, en Ciutadella

Todos conocemos algunos elementos artesanales locales que por alguna razón son capaces de triunfar más allá de sus propios mojones. ¿Quién no conoce el queso de Cabrales, los encajes de Camariñas, el pimentón de la Vera, las judías del Barco o el jamón de Guijuelo?


Pues en esa misma linea de éxito, casi superando en el ranking a su tocaya, la ensaimada mallorquina, despunta con fuerza la avarca menorquina.

Hace veinticinco años que cada miembro de esta casa cuenta con un par de avarcas para el verano. Por aquel entonces, en la Península no se encontraban, era un calzado intrínsecamente menorquín, provinente de los payeses, aunque de uso muy común en el día a día del resto de los habitantes de la isla.


Por algún sitio he leído que se las data de una antiguedad que podría remontarse incluso a 200 años a. de C., aunque francamente no lo podría asegurar: una servidora es un poco escéptica en esto de la cantidad de siglos que atribuímos a las tradiciones que nos rodean.


La avarca contemporánea, la que yo siempre he conocido, estaba hecha con piel curtida de vacuno en la planta, empeine y tira del talón, y para la suela se empleaban los neumáticos de las ruedas, una vez desechados; el incorporar la suela de goma resultó un salto cualitativo, gracias a ella resultaban más impermeables y flexibles para andar por los campos.


Todo un alarde de ingenio de aquellos isleños de principios del siglo pasado que nos trae a la mente palabras tan actuales como aprovechamiento de los recursos disponibles, reutilización, sostenibilidad... Mucho tenemos que aprender de ellos quienes defendemos la ecología.

Se trata de una elaboración sencilla y artesana que se llevaba a cabo en la propia casa o, como mucho en el pequeño taller del guarnicionero.


Al cabo de pocas décadas empecé a encontrar avarcas menorquinas en la zapatería de al lado de mi casa, entre los paseantes veraniegos de cualquier ciudad española -o extranjera-, en los pies de los visitantes japoneses que deambulan por el Museo del Prado..., y hasta la Casa Real las pasea.


Y atención, las de ahora son auténticamente de diseño, y con acabados mucho más acorde a los tiempos. 









En fin, si todavía no te has comprado tu avarca menorquina date prisa, porque igual eres ya el único...

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Y bueno, todo esto no pretendía ser un derroche de erudición, como ya habréis comprobado. Como éste es un blog de costura y similares, viene a cuento para mostraros las preciosas avarcas y sandalias para bebés y niños pequeños, que de forma absolutamente artesanal, con todo mimo y detalle hace mi prima Charo. A ganchillo, con hilo de algodón y con la gracia que ella tiene.






Se comercializan en:

http://www.tartasbabymenorca.com/



Vamos, que no quiero yo que vuestros chiquitines se vayan a quedar sin sus avarcas menorquinas, por muy pequeños que sean.

Y esta foto de Ciutadella por que sí, porque me encanta su puerto¡¡







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