Cuando llegan estas fechas, en ese lapso de tiempo que va desde el Black Friday hasta Reyes, me suele entrar una especie de arrebato anticonsumista, que va en aumento cada año en la misma medida en que el dichoso viernes-negro se va haciendo con nosotros. Y es que hasta la panadería de la esquina exhibía su oferta.
Tengo que decir que al "black" me cerré en banda absolutamente. Pero no puedo asegurar que mi contención llegue al siete de enero igual de intacta, vamos, con toda seguridad que no, aunque hago lo que puedo...😏
Imagen encontrada aquí |
Pues en estos días de anticonsumismo feroz suelo aprovechar para hacer algunas tareas artesanales. El año pasado me dedique a preparar unas felicitaciones navideñas, porque me niego -otro arrebato- a que tenga que ser Whatsapp quien felicite a mi lista de contactos.
Así que he vuelto a hacer esas "antiguas" felicitaciones personalizadas que enviamos a los familiares y amigos más allegados.
Pero en una vuelta de tuerca artesanal decidí coserlas. Si me gusta coser, pues coso, sí señores.
Unas las enviamos por correo ordinario -quiero decir con su cartero y todo-, otras las ponemos junto a los regalos de Reyes, y otras en la misma mesa de Nochebuena.
Todo esto se hace con el aliento de las peques de la casa, que suelen tomar parte muy activa en el proceso.
Algunas hechas con fieltro, otras con retales de telas y guata...
Por si os interesa ver con más detalle la ejecución, aquí os dejo el vídeo que publiqué en su momento, y que tenéis disponible también en mi canal de YouTube.
Y como estoy en vena, he decidido que este año, salvo algunos chocolates, que por cuestiones de muchísimo peso😄 no pueden faltar, volveremos a tener en la mesa algunos dulces caseros como los riquísimos empiñonados de mazapán que me enseñó a hacer mi amiga Blanca, de Oviedo, y que son un éxito garantizado.
Ahhh, y hablando de Navidad, habéis visto en la cabecera que mi "pequeña costurera" se ha vestido para las fiestas?. (¡Gracias Lara!)
Muchos besos¡¡¡
Muchos besos¡¡¡